Aquí va mi reseña de la Swiss-Master-Bike en Küblis. Algo larga pero bastante más corta de todo lo que pudiera escribir al respecto.
Pues me fue peor que de la patada. Simple y sencillamente estaba lejos de estar preparado para este tipo de carrera. La meta era hacer 6h30’ e hice 8h30.
El previo
Küblis está en el lado alemán de Suiza, cerca de Davos y colindando con los Alpes austriacos -ahí es Heidiland-. Casi nula la presencia de corredores del lado francés. Küblis se adelantaba bastante a mis planes de entrenamiento en subida pero quiera aprovecharla para conocer esa parte de Suiza, así que me animé y me lancé. Hice mi plan y calculaba hacer 6h30’ en el recorrido mediano de 75kms y 3000m de desnivel –el largo son 120km y 5000m-.
Un día antes iba con miedo, el clima frio y lluvioso estaba seriamente amenazador y no sabía que ponerme. Me daban remordimientos los kilos demás y la falta de entrenamiento en subidas pesadas. Lo peor es que ya traía una advertencia de frenos en mal estado para una bajada tan larga.
Ya estaba allá.
El arranque
Iba al final del tercer y más grande de los bloques. Lo 1ero que me extrañó es que todos arrancamos muy calmados, sin prisas y la razón era obvia: se empieza con una subida de locos imposible de describirla. Al inicio pasaba a 2 pero me pasaban 4, aun así me sentía bien. El 1er punto que había marcado lo alcancé a la hora justa. Lo malo es que la subida es eterna, creo que el truco es que los Alpes son montes muy altos unos sobre otros lo que duplica el tamaño y conforme alcanzas la cima del 1ero no te das cuenta que luego viene el segundo. Se sube tan alto que pasamos por las barreras anti-avalanchas donde ya sólo hay roca. Todos calmados y sin mirar para arriba porque de veras que dan ganas de llorar al ver allá muy lejos las figuras diminutas de los que van adelante.
La primera parte la pasas completo y optimista. Ahí, a medio Alpe en un Chalet estaban unas 3 parejas animando con nada más y nada menos música de AC-DC a todo volumen.
La 1era cima
Como sea llegue a la 1era cima –más de 1400mts-. Tan cansado que me costaba tomar fotos. Si mal no recuerdo calculé 3hrs e hice 4. Me daba gusto verme en un grupo con ciclistas de muy buena finta, aunque luego entendí mi error –ese fue el 1er grupo que perdí-. En la cima no quise perder tiempo recuperándome y le seguí pensando que contrario a las subidas, en las bajadas andaba bien y me podría recuperar en fuerzas y en tiempo, pero nada, la cima tiene un aspecto impresionante, es larga y lo que me parecía plano tenía una pendiente de 100mts; además, la vereda no es que estuviera mal, pero estaba tan lodosa y yo tan desgastado que me costaba avanzar. Ahí perdí a otro grupo. En esa vereda vi una chavalita hacer maravillas con la bici lo que me animó un poco.
Ojala y pudiera transmitirles la dimensión de este tipo de cimas pero creo que lo única forma es viviendo la experiencia.
El golpe
A la mitad de la subida hay una verada plana que sirve de descanso. Ayuda pero se hace una fila y con la presión y el cansancio terminé dándome un buen golpe en la rodilla dejándome un dolor que arrastré toda la carrera.
El 1er descenso –cansado y sin confianza-
Justo donde comienza el 1er descenso hay un control muy nice que hace “bip” cuando se cruza. Es un descenso largo y aunque comienza con piedras altas y grietas gachas, lejos de ser difícil porque va mejorando mucho conforme se baja. Ahí me paré un rato para colocarme mis ultra-necesarios lentes pero me late que sólo era un pretexto porque lo que quería era tirarme al suelo. Claro, hay me pasaron 2 o 3 más y se acabo de despegar el grupo con el que iba.
Ok, me aventé y apenas empecé se me disparó el pánico al sentir que los frenos estaban demasiado abajo y aun bombeándole no frenaban bien –la advertencia se cumplía-. Eso, aunado a mi extremo desgaste deshizo mi confianza y bajé lento lleno de dudas.
Por cierto, entre los que me rebasaron en plena bajada iba uno que me impresionó con la velocidad y en el control que tenía.
Conforme bajaba iba ganando confianza pero no faltaba una curva pero volver a sentir la flaqueza de mis frenos y volver con las dudas.
La pared –como la de los corredores-
Luego de eso descenso se agarra una brecha de muchos kilómetros y de bajada; totalmente disfrutable a pesar del cuidado que exigían los frenos. Me recuperé física y anímicamente. Luego la brecha se pone un poco violenta pero controlable y ultra veloz, pero de pronto aparece una pared!!! Fuck!!! Justo ahí alcancé a “mi grupo”, me dio gusto y me dio fuerzas, pero era un espejismo. La “pared” había que ESCALARLA a pie y arrastrando la bici. Los 1eros 15mts no hubo problema. Lo malo es que yo tengo dos discos lumbares dañados que con este tipo de ejercicio se me dispara el dolor y si le sumo mis 100kgs y falta de condición pues las pulsaciones me llegan al tope. Odio que pongan estas paredes en las carreras. Me dio mucho coraje. Al inicio aguanté al grupo pero al rato se me fueron. Ahí perdí no menos de 40’. De verdad, que coraje. No sé porque diablos ponen estos tramos en las carreras de bici.
El rescate.
Esa pared terminé recorriéndola con un tipo. Los dos íbamos tan cansados que una vez alcanzada la "horizontal", el tipo iba caminando y se cayó en un precipicio delante de mi. La cosa estuvo tan peligrosa que tampoco hay forma de describirla. Por suerte, se quedó atorado junto la bici entre matorrales a unos 4mts. Mi 1era reacción fue pedir ayuda pero nadie llegaba y para ese entonces el tipo empezó a escalar. Me pasó la bici y luego le ayude a subir. Se quedó muy nervioso y no dejaba de hablar. Era un holandés. Bueno, eso ya era en la cima de la pared y eso del “rescate” me llevó unos 10’ que también me sirvieron de descanso. Sin duda el cuate tuvo mucha suerte.
La caída
Un poco más adelante seguía la bajada al 1er pueblo –Saas-. Bajada simple pero curiosamente me caí de la misma forma que me caído al menos 4 veces en los últimos 4 meses; ósea, la caída es sistemática. Resulta que en bajadas rápidas, cuando hay un recoveco en bajada y se tiene que dar vuelta completamente -donde se une el zig con el zag-, me pasa que tuerzo la rueda delantera, inclino el cuerpo, todo como se debe si no fuera por el pequeño detalle de no soltar el freno delantero evitando que la rueda haga su trabajo y claro, la inercia hace el resto. Estoy tan acostumbrado a esta caída que ya se como pararme!. El holandés iba detrás e inmediatamente se paró a devolverme el favor.
Saas
Al pueblo llegué bien y hasta contento, a pesar de lo mal que iba -fácil 1h30’ por encima del chafa-pronóstico-. Vi al mecánico pero ni modo que se pusiera a pulgar los frenos ahí mismo. Como a pesar de todo estaba bien y ya había pasado lo peor, pues le seguí.
2da subida
Lo que sigue es una subida de 900mts y dado que una semana antes había subido 2 veces una de 859mts pues me dio confianza de seguir. Lo malo es que en todo el año no había subido más de 1800mts juntos y estos ya rondaban los 2500 de golpe. Ya era mucho el desgaste y me fui a vuelta de rueda perdiendo mucho tiempo. La sufrí mucho pero llegue a la cima (el Alpe se llama Madrisa).
La 2da bajada –gelatinoso y temeroso-
Una vez en la cima, aun con el cansancio seguía pensando inocentemente que la bajada era lo mío. Así como sube mucho, pues también se baja una enormidad. Era una vereda muy delgada pero muy bien marcada por tanto ciclista. Serpentea por kilómetros y kilómetros. De vuelta, con el cansancio, golpe en la rodilla y la falta de frenos me entró el pánico al grado que hasta las partes más simples me causaban problemas. Iba completamente temeroso y gelatinoso. Obvio, volví a perder mucho tiempo. Me sentía tan acobardado que hasta los animalitos del bosque me daban pánico.
Kloster
Kloster es el pueblo al fondo de la 2da bajada y comienzo de la 3era y última subida. Llegué muerto pero sobretodo completamente desanimado y lo que es peor: decepcionado de mí. Tanto tiempo entrenando y no podía más. Las subidas tan enormes se justifican, pero las bajadas se suponían bajo control y la resistencia mental también, pero nada, mi pseudo-rendimiento estaba de risa. Me sentía un debilucho. Mientras cruzaba un claro sobre el pueblo las piernas me ardían e iba pensando que pretexto usar para quedarme en ese pueblo: los frenos, la falta de preparación, el golpe en la rodilla, que soy mexicano donde no hay subidas de este tipo, que apenas es la 1era carrera de este tipo que preparo, mis discos, mi edad, mi peso y así muchos como esos.
La última cima
Pero nada, en el puesto me reabastecí y cerrando los ojos, con mucho dolor -anímico no físico-, con la moral por los suelos, con lágrimas en los ojos –aunque por dentro- y sobretodo con el sentimiento que más me describe en ese momento: completamente ACOBARDADO, crucé un puente y empecé a subir la 3era y última cima –la más pequeña-. Son 500mts, fáciles para cualquier ciclista, pero claro, los últimos 500 de 3000 en total. Para mi agradable sorpresa, la subida empieza constante y tranquila, permitiendo agarrar un buen ritmo -6k/h jaaaaaaaaa-. Eso fue un premio por haberme atrevido a cruzar el puente y no dejar de pedalear en Kloster porque la verdad ya me había rajado. Ahí recupere ánimos recordando que San Antonio en Chihuahua no estaba lejos de ser igual a esta última cima y eso me dio todavía más confianza –aunque sea caminando pero seguro la subo-.
El canto
A partir de la mitad de la subida empecé a cantar. Cantar es señal de que ya la carrera no me importa, que ya superé cualquier sentimiento negativo, que ya tengo la seguridad de terminar, que mi cuerpo ya se recuperó del cansancio extremo aun cuando ya no puede hacer mayor esfuerzo que avanzar a vuelta de rueda, lo bueno es que esa vuelta de rueda puede durar muchos pero muchos kilómetros y así puras cosas más bien positivas. Así, en ese estado medio catatónico optimista ya no derrotista pero tampoco competitivo legué a la cima.
Además del canto me llega lo chistin. En un punto de auxilio a media subida estaba un cuate muy aburrido con acento inglés dándose el tradicional intercambio de información:
El: Arriba, arriba, bravo, ya casi llegas
Yo: Cuanto me falta para la cima?
El: 15min –siempre es el doble-.
El: todavía vienen muchos detrás de ti?
Yo: Sí, como 600!!! (Jajajajaja a lo mucho 20)
El último descenso
Ese descenso se empieza con un tipo cruzado en la vereda advirtiéndote que esa 1era parte de unos 20mts es en extremo peligrosa dado que en medio tiene un escalón enorme, con caída libre, sin visibilidad y sólo para expertos. Bueno, con tanta advertencia pues a caminar. Así empecé el descenso. Luego hay otro punto de control de los “nice”, lo pasé sin darle importancia, me paré a tomar fotos con mi muy dañado celular, y cuando estaba en plena sesión fotográfica pasa volando un cuate de unos 23 que durante toda la carrera lo había estado dejando en las subidas pero en las bajadas me volvía a dejar; esta no fue la excepción, lo seguí pero me fue ganando distancia hasta desaparecérseme. Estoy seguro que con buenos frenos lo hubiera dejado muy pero muy atrás, pero también estoy seguro que si el cuate se pone a entrenar, el siguiente año no habrá nada que yo pueda hacer para ganarle -juventud mata entrenamiento-.
Dos tres curvas más y se llega a una vistosa zona de bajada de unos 300mts diseñada como para que los ciclistas nos luzcamos con los espectadores en la meta. Claro, ahí todos agarramos fuerzas y sacamos a reducir nuestras mejores pseudo-capacidades ciclistas.
Así llegué a la meta. Completo, contento y con la fuerte y excelente experiencia de una mala experiencia.
Ni hablar, la carrera por sí sola la considero un fracaso; pero ampliando la vista la veo como una excelente experiencia.
Ya sabiendo a lo que voy y con buenos frenos, creo si puedo bajar a las 6h30’ como había pronosticado.
Odié las carreras, odié las subidas, me pregunté 100 veces el tradicional “que diablos ando haciendo aquí teniendo tantas prioridades?”, me decepcioné de mí como ciclista y hasta como persona que enfrenta sus retos y muchas cosas más, pero que remedio, dos o tres días después ya empecé con la preparación para el Eiger Callenge (en la arrancada van el Alexandre Moos y el Christoph Sauser).
GPSies de la ruta de 75km y 3000hm -Click y luego refresh para ver desplegar bien la ruta-.